Nuevos avances en Fibra Óptica

Los científicos de la Universidad de Adelaida han logrado obtener un procesamiento de datos en las redes de comunicación y computación óptica más eficiente, rebajando el tamaño de las fibras ópticas. Gracias a un mejor conocimiento teórico sobre el comportamiento de la luz a escala nanométrica y a la mejora técnica que ha supuesto la nueva generación de fibra óptica desarrollada también en esta universidad australiana, han permitido nuevos adelantos en el sector.

La historia de la comunicación por medio de la fibra óptica es relativamente corta. En 1959 se descubrió una nueva forma de utilizar la luz, como consecuencia de los estudios físicos enfocados a la óptica. Se trataba del Rayo Láser, que poco después se aplicó en las telecomunicaciones con el objetivo de que los mensajes se transmitieran a velocidades inusitadas y con amplia cobertura. No obstante esta utilización del láser era muy limitada al no existir conductores y canales apropiados para transmitir las ondas electromagnéticas provocadas por la lluvia de fotones originados en el emisor.

En 1966 los científicos y técnicos especializados en óptica se volcaron en la investigación para lograr fabricar un conductor adecuado: La fibra de vidrio, hoy conocida como fibra óptica.  En 1977 se instaló un sistema de prueba en Inglaterra; dos años después comenzaron a producirse pedidos importantes de este material.

Los circuitos actuales de fibra óptica son filamentos de vidrio (compuestos de cristales naturales) o plástico (cristales artificiales), del espesor de un pelo (entre 10 y 300 micrones). Llevan mensajes en forma de haces de luz que realmente pasan a través de ellos de un extremo a otro, donde quiera que el filamento vaya (incluyendo curvas y esquinas) sin interrupción.

Las fibras ópticas pueden ahora usarse como los alambres de cobre convencionales, tanto en pequeños ambientes autónomos (tales como sistemas de procesamiento de datos de aviones), como en grandes redes geográficas (como los sistemas de largas líneas urbanas mantenidos por compañías telefónicas).

Con este nuevo pasito en el desarrollo tecnológico, se logra una mayor capacidad de comunicación, ya que puede transmitirse la misma información más rápidamente. Además, los científicos apuestan por utilizar su modelo de fibra óptica como sensores y no sólo como trasmisores de luz, permitiendo el desarrollo de herramientas que podrían con facilidad detectar virus en un aeropuerto, evaluar la seguridad del agua potable, ayudar a elegir los especímenes más adecuados para la fecundación in-vitro o alertar de fallos en la estructura de un avión.