El diseñador debe proporcionarte los datos de acceso a tu web así como los datos de registro de aquellos plugins, herramientas y aplicaciones que haya utilizado a la hora de configurar tu web.
Sería bueno que te lo entregara en un único documento. Si lo ha ido haciendo a lo largo de todo el proceso de forma salteada, te recomendamos que recolectes todas esas claves de acceso a la web y otras herramientas en un único archivo para que luego te sea más fácil el acceso.
Algunos temas o plantillas de WordPress traen imágenes de prueba y posts de relleno para que veas cómo queda y hagas pruebas con tu nueva plantilla. Sin embargo, cuando te entregan la web es necesario que elimines todo ese contenido extra, si no se ha hecho ya, debido a que ese contenido no lo vas a necesitar y estaría quitando espacio.
Google exige que las webs tengan un pagespeed (rapidez de carga de una web) de 2 segundos o menos. Es muy importante que tengas en cuenta ese dato ya que es un factor clave de posicionamiento en los motores de búsqueda. Cuanto más rápida sea una web, mejor posicionará.
Para conocer el rendimiento de tu web puedes utilizar las siguientes herramientas:
En el siguiente artículo, te dejamos una guía de como utilizar Pingdom.
Y aquí puedes ver las últimas novedades de Google Page Speed y cómo utilizar esta. herramienta.
Si tu web va lenta, habla con tu diseñador/desarrollador web para que te ayude con la optimización. Si la optimización web no estaba incluida dentro del presupuesto, puedes consultar con profesional especializado en optimización web que te ayudará a conseguir las máximas puntuaciones en las herramientas de medición.
En relación con el rendimiento de la web, es necesario que el diseñador / desarrollador deje instalado en tu web algún plugin de caché que mejore la velocidad de carga de la web así como algún plugin que ayude a reducir el tamaño de las imágenes y transforme su formato a nuevos formatos next-gen.
Ya te hemos hablado de ello en esta Guía de Cómo cambiar las imágenes de tu web a formato next-gen
Comprueba que todas las secciones del menú llevan a alguna otra página. Que los links funcionan y que todo está enlazado con todo.
Se suele utilizar breadcrumbs (migas de pan) en la cabecera de la página para que el usuario pueda volver a las secciones anteriores si lo desea, facilitando su navegación.
Otra opción es poner el menú principal en el pie de página de forma que cuando hace scroll hasta el final tenga opción de poder ir a otras páginas de la web.
Comprueba en el momento de la entrega que la web se ve bien en todos los formatos: escritorio, tablet y móvil. Tu web debería ser responsive, es decir, que sus elementos se adaptan al tamaño de cada pantalla.
Para hacer esta revisión te recomendamos esta herramienta: https://responsively.app/ te permite ver cómo se ve tu web en los distintos formatos.
Para comprobar cómo se ve tu web en los distintos navegadores: Internet Explorer, Google Chrome, Safari, Opera… puedes utilizar esta herramienta que tiene opción gratuita y de pago (más extendida): https://www.browserling.com/
Si en tu web aparece un teléfono, dile a tu diseñador que aparezca un link de llamada. Esto permite al usuario llamar directamente desde su teléfono móvil haciendo clic en el enlace.
Visita la página web como si fueras el usuario. Navega por la web y comprueba que es sencillo navegar por ella.
Si tienes un ecommerce, realiza alguna compra como si fueras el usuario. Revisa que todos los pasos están bien y se puede comprar fácilmente en tu tienda online.
Si tiene formularios de contacto, rellénalos.
Si tu web tiene buscador, utilízalo.
Si te da error en la búsqueda, comprueba cómo es la página de error 404 y si ésta enlaza de nuevo a la home…
Ese sería el chequeo que debes hacer a tu web cuando te la entreguen para saber que funciona correctamente. Luego es cuestión de tiempo el modificar y adaptar la web a las necesidades de tu negocio y de los usuarios, testeando que contenidos funcionan mejor que otros, etc.
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