Algo que caracteriza a Google, y que a la vez es causa de fuerte controversia, son los anuncios que aparecen cada vez que realizas una búsqueda o lees un correo. Estos anuncios están relacionados con aquello que buscas o la temática de tus correos, ofreciéndote Google una selección de anuncios que, piensa, serán por ello más susceptibles de ser visitados por tí. Pero, ¿cómo se filtran estos anuncios? ¿Enlazan a lugares seguros? ¿Cómo filtra Google los anuncios beneficiosos de los dañinos? Dado que miles de millones de anuncios se envían a Google todos los años, se utiliza una combinación de sofisticada tecnología y una revisión manual para detectar y eliminar este tipo de anuncios.
Pues bien, si un anunciante quiere incluir publicidad en las búsquedas de Google, su anuncio y la web a la que dirige deben pasar, como decimos, varios filtros. Primero se pasan por un sistema automático que los monitoriza. Después, si fuese necesario, un equipo de expertos trabaja con los anuncios sospechosos para evitar que lleguen a publicarse.
En palabras de Google, «al igual que todas las otras compañías de Internet», están luchando «una guerra» contra un «enorme número» de enemigos, que van desde páginas en las que se venden bienes falsificados a operaciones de distribución de malware. «Debemos permanecer alerta porque los estafadores siempre tratarán de encontrar nuevas maneras de abusar de nuestros sistemas». Es por esto que «dado el número de búsquedas en Google y el número de comercios legítimos que se apoyan en este sistema para llegar a los usuarios, nuestro trabajo para eliminar malos anuncios debe ser preciso y a escala«.
Tal es así que en 2011 eliminaron más de 130 millones de anuncios y 800.000 anunciantes, porque cuando se retira una campaña de publicidad por motivos de seguridad también se prohíbe a la compañía responsable de la misma volver a trabajar con Google.
Entonces, ¿cuáles son estos controles que deben superar los anunciantes? El primero de ellos es relativo a la política de Google. Éste no permite que se anuncien productos ilegales, como falsificaciones; dañinos, como tabaco o armas; o engañosos, es decir, campañas fraudulentas o prácticas de facturación poco claras.
Después, se someten al control de los sistemas automatizados, que son anteriores a la publicación de los anuncios. Su objetivo es evitar que aparezca publicidad que dirija a sitios maliciosos.
Si estos sistemas marcan algún anuncio, suele entrar en juego («bastante a menudo» según la compañía) el equipo de especialistas que revisa la publicidad manualmente.
De este modo, en 2011 Google consiguió reducir el porcentaje de anuncios nocivos un 50% respecto al año anterior. Además, en la «inmensa mayoría» de los casos, la detección se produce antes de la publicación.
Pero la cosa no queda ahí pues siempre están tratando de mejorar el sistema. Como por ejemplo la mejora que tuvo lugar en la búsqueda de anuncios de bienes falsificados. Así, se ha ampliado la monitorización de palabras clave sensibles relacionadas con este tipo de materiales. Por otro lado, se ha trabajado para hacer el sistema de detección de violaciones más preciso y se ha aumentado la rapidez de las revisiones manuales. Además, el buscador trata de responder a las quejas en unas 24 horas.
Además, también animan a los anunciantes a dar su opinión para poder mejorar, entre todos, sus filtros de seguridad, e, incluso, a denunciar los errores que se hayan podido cometer.
A continuación os dejamos un vídeo explicativo creado por la propia compañía: