La irrupción masiva de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) en la vida diaria, tanto de la empresa como de las relaciones sociales, está transformando nuestra sociedad hasta el punto de que ya se habla de nativos digitales y nativos analógicos.
Esta división, que antes se designaba como «generacional» sin más, y cuyas diferencias eran limitadas a ideología, costumbres o comportamientos, no siempre generalizados, ahora son bastante más.
Como nativo digital se conoce a esa persona nacida en la era digital de las computadoras, internet y redes sociales, videojuegos, teléfonos móviles y reproductores de MP3 y que los utiliza habitualmente.
El nativo analógico es,obviamente, el que no ha dispuesto de estas tecnologías hasta ahora, pero ha sido testigo de la transformación, en la forma de relacionarse, trabajar, divertirse, etc., que han traído las TIC. Sin embargo es su creador y por aprendizaje puede llegar, casi, a igualar a un nativo digital.
Su percepción de las TIC es distinta. El primero no tiene ningún miedo a utilizarlas ni necesita aprender su manejo en espesos manuales, su método es intuitivo y por el procedimiento de emulación o el de prueba-error consigue manejar cualquier dispositivo con la mayor naturalidad del mundo. El segundo suele mirar con espanto y estupefacción cualquier teclado de un dispositivo electrónico que no tenga mas remedio que utilizar.
Juan San Andrés, Psicólogo y director de Recursos Humanos de Gómez Acebo & Pombo, analiza acertadamente este fenómeno y sus implicaciones sobre la educación en un articulo sobre el tema.
Desde el punto de vista de la empresa ésta debe aprender a utilizar las capacidades del nuevo trabajador nativo digital. Estas personas tienen una mentalidad y una problemática diferente y frecuentemente las empresas no saben tratar a estos trabajadores. «Esto se debe a que las organizaciones grandes o pequeñas no han sabido definir sus estrategias, pues directores, gerentes, presidentes y lideres empresariales en general no saben comunicar el “qué” de su empresa (entendiendo el qué como la razón de ser) y es que sin lugar a dudas, éste siempre está vinculado a la rentabilidad del negocio» como afirma Hylenne González en dinero.com.