Windows 8, el nuevo sistema operativo desarrollado por Microsoft, incorpora un programa preinstalado llamado SmartScreen, cuya función consiste en evitar que el usuario instale programas maliciosos, revisando el ordenador para comprobar que es seguro.
Así, se recopila información sobre las aplicaciones más descargadas por los usuarios con el objetivo de saber cuáles son seguras y cuáles no. De esta manera, Windows SmartScreen se conecta a los servidores de Microsoft enviándoles información detallada sobre el software que se está instalando. Los servidores de Microsoft buscan información sobre este programa para determinar si cumple con las normas de seguridad de la compañía.
Sin embargo, no sólo se envía información sobre el programa que se está instalando, sino también la IP del ordenador que está instalando dicha aplicación.
Con estos datos Microsoft tiene capacidad para saber exactamente qué programas tenemos instalados en nuestro ordenador. De hecho, si una aplicación no cumple con los requisitos de seguridad de Microsoft, el usuario recibe un mensaje informándole de que su PC podría correr riesgo si continúa con la instalación.
Obviamente, la polémica está servida porque, qué le impide a Microsoft enviarnos publicidad relacionada con los programas que tenemos instalados, o vender esta información a otras compañías o gobiernos. Y siempre sabrá si tenemos software pirata.
Ahora bien, aunque SmartScreen viene instalado por defecto, y Microsoft aconseja dejarlo activado, es posible desactivarlo en los ajustes de Windows 8 si no deseas que Microsoft recopile datos acerca de las aplicaciones que instalas en tu ordenador.