Es llamativo comprobar el buen resultado que están experimentando las ventas de netbooks (mini-portátiles). En pocos meses se han convertido en uno de los productos al que más atención prestan los fabricantes.
¿Es pura casualidad la rápida ascensión de ventas de estos hermanos pequeños de los portátiles o está relacionada con las consecuencias de la crisis?, ¿realmente el mercado hubiera recibido tan amablemente a los netbooks como lo ha hecho si no hubiera crisis?
El hecho es que ahora mismo, lo pequeño vende… es casi el concepto low cost en cuanto a portátiles se refiere. Todas las noticias que van surgiendo en el entorno de las próximas novedades en el mercado de los mini-portátiles apuntan hacia un menor coste. Ya se habla de próximas generaciones por debajo de los 200 dólares (en este momento 150 euros).
Y en medio de esta fiebre por abaratar costes y mantener ventas, aparece como herramienta realmente apta todo el software libre. Parece que en tiempos difíciles se nos agudiza el ingenio y mejora nuestra capacidad de adaptación. Así uno de los efectos colaterales de la crisis va a ser una mayor implantación del software libre. Más aún teniendo en cuenta que, también por efecto colateral de la crisis, cada vez resulta más complicado usar programas piratas sin ser perseguido y castigado.
«Bien merece la pena un pequeño esfuerzo para adaptarse a Linux si con ello me ahorro un dinero». Si este razonamiento funciona en el ámbito doméstido, acabará siendo ejecutado por los fabricantes. Más aún cuando estos programas llevan años desarrollándose y mejorándose.
Importantes analistas, por ejemplo los de la consultora estadounidense Ovum, comentan la buena oportunidad de mercado que se vislumbra para los fabricantes especializados en Linux.
Sin necesidad de recurrir a analistas, la realidad es que más de la mitad de los miniportátiles que se están vendiendo desde esta Navidad lo hacen con la opción de llevar instalado Linux en lugar de Windows.