La memoria flash ha experimentado un desarrollo sorprendentemente rápido tanto en capacidad como en velocidad y prestaciones si lo comparamos con otros tipos de memorias.
En tanto la evolución tecnológica se orienta hacia electrodomésticos inteligentes e integrados y computadores portátiles, la demanda de memorias pequeñas, baratas y flexibles se considera que se mantendrá en alza hasta que puedan aparecer nuevos sistemas que las superen en características y coste. Aunque la miniaturización y densidad de las memorias flash aún no ha alcanzado toda su capacidad, por lo que ese futuro en que dejen de ser útiles queda lejano.
No obstante, a pesar de esta avalancha de unidades de almacenamiento basados en memorias flash como las unidades de estado sólido, un reciente estudio asegura que los discos duros seguirán dominando la industria en la segunda década del siglo XXI, gracias a su relación precio/Terabyte.
Aunque las SSD intentan implantarse en el mercado por sus ventajas en cuanto a consumo, latencia o diversos aspectos del rendimiento se refiere, según asegura este estudio de la universidad Carnegie Mellon, no podrán competir en precio con la capacidad que ofrecerán los discos duros. Ni siquiera asumiendo que las memorias flash bajarán su precio en este periodo.
Los investigadores indican que al ritmo actual, en 2020 estarán disponibles discos duros en formato de 2,5 pulgadas con capacidad de almacenamiento de 14 Tbytes a un coste de 40 dólares.
Únicamente dos nuevas tecnologías, “Phase change random access memory” (PCRAM) y “Spin transfer torque random access memory” (STTRAM) podrán competir en precio con la antigua pero efectiva y mejorada grabación magnética digital que emplean los discos duros.
«Veremos… dijo un ciego». Desde el punto de vista de los consumidores, lo importante es que cuanto más barato y más capacidad mejor. Y a todo se acostumbra uno, así que «que gane el mejor».